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LUCHINO VISCONTI
LUCHINO VISCONTI
"Dicen que el amor y la mente tienen caminos que ni el
sentimiento, ni el cerebro entienden, tal vez por eso el amor mueve la
mente humana y ambas se dejan llevar, sumergiéndonos en una fuente
inagotable de sensaciones."
“Podría hacer un film frente a una pared, si supiese encontrar los datos
de la verdadera humanidad de los hombres situados ante el desnudo
elemento escenográfico: encontrarlos y contarlos”.
"Decir algo personal no es fácil. Hay que meditar sobre lo que se dice y
trabajar mucho."
Es tremendo, sinceramente no se buscar los adjetivos apropiados para
definir el enorme talento de este genio, en mis otros trabajos sobre: EL
GATOPARDO, MUERTE EN VENECIA Y LUÍS II BAVIERA, el sentido y la prosa
que empleaba se deslizaban solos sobre la pantalla de mi ordenador, como
araña tejiendo su tela, lenta y paciente, al tiempo que empleaba hilos
de variado color. Fué muy fácil para mí como amante del cine, y buscador
de la belleza, narrar estas tres obras maestras, pero algo diferente me
sucede al hablar del hombre que está detrás de ese objetivo mágico.
Difícil, no por no saber emplear las palabras apropiadas, sino difícil
porque el hombre, junto con el nombre de LUCHINO VISCONTI, es una de las
personalidades mas complicadas de cuantas me he insertado dentro de mi
CINEPARAISO.
Como algunos grandes artistas, Luchino Visconti hizo casi un culto de la
contradicción, lo que se tradujo en un estilo absolutamente personal.
Theodor Adorno sostiene que los músicos clásicos resolvían las
contradicciones en una síntesis acabada pero que los contemporáneos
revolucionarios como Arnold Schoenberg, lejos de buscar equilibrios
proponían interrogantes para que el arte no fuese una mera repetición
del mundo, sino una crítica. Algo muy loable, pero irreal, y por eso me
viene a la mente sus significados, dándome de bruces con la vida de mi
amado Visconti, encontrándome con su primera contradicción: su origen
noble, descendiente de una de las familias más ilustres de Italia, y
aquí la interrogante en su vida: su formación marxista. Son puntos
claros de los caminos que Luchino iba trazando, sus senderos
serpenteados con enormes clavos, afiladas espinas de un rosal que
estalla sobre sus huesudas manos, a la vez que sus ojos se dejan
deslumbrar.
Dicen que los genios carecen de genialidad porque son resumen de
imperfecciones, yo creo que Luchino Visconti, no era perfeccionista, era
un compositor que al igual que Gustav Von Aschenbach ( Dirk Bogarde),
siempre estuvo esperando ese efebo que le señalase con el dedo índice su
definitiva partitura..... Es triste, pero en la vida de los buscadores
de belleza, hasta que llega ese momento, la morbosidad hace acto de
presencia y nos precipita........No quiero anticiparme al interior
homosexual del maestro con sonatas de estío, quiero adentrarme en el
corazón del hombre simplemente con naturalidad, como él hubiera escrito
este texto, al tiempo que levantaba sus brazos para dirigir la mas bella
sinfonía: con amor-odio y sentido de la belleza......... Pero no soy
sordo a los tambores de su persona y comprendo su ritmo desenfrenado, es
mas, lo creo necesario para su imperfecta genialidad y voy a relatar ese
duro camino de conocimientos, de amores, de luchas, de búsquedas, de
encuentros también...... contemplando como cae sobre su pecho, la lluvia
dorada de sus anónimos efebos, mientras derraman sobre él bellas
melodías.
Visconti era un enamorado del amor, fué un adelantado de su tiempo, fué
el realizador con mas sentido de la estética de cuantos yo he podido
conocer, y me siento orgulloso de haberle tenido como
maestro en mi carrera de cinéfilo.
Fué un director dentro del neorrealismo italiano, al igual que Fellini y
otro muchos.
¿Que significa el neorrealismo italiano?
" El Neorrealismo fue un movimiento que surgió en Italia al término de
la Segunda Guerra Mundial. Se considera precursor del mismo a Visconti,
De Sica, Zavattini, y muchos otros, los cuales ya en 1943 habían
realizado películas de estilo totalmente neorrealista, pero la escuela
no apareció en toda su plenitud hasta la caída del Fascismo. Tras veinte
años de rígida censura, de cultura dirigida, de filmes mediocres: los
intelectuales y cineastas italianos, que durante el fascismo se habían
esforzado en trabajar por la creación de una nueva Italia, ya en la
resistencia, infiltrados en los propios organismos del régimen, como el
“Centro experiméntale di cinematografía”, se encontraron con una Italia
destrozada por la guerra. Se planteó entonces la necesidad de una vuelta
al realismo-neorrealismo, necesidad a la que no fue ajena la falta de
material técnico y de estudios, así como los deseos de liberación de
unos hombres de distintas ideologías que al fin, iban a tener la
oportunidad de hacer su cine. El neorrealismo así nacido carecía, tanto
de estética como de política, de una ideología concreta. Las constantes
del movimiento eran la sencillez temática, casi documental, con actores
no profesionales; el rodaje en la calle o en escenarios naturales; la
improvisación......y ante todo.... !reflejo de una realidad!-"
Luchino Visconti, hombre de izquierdas, de ideas totalmente marxistas,
creó un estilo, una forma de dirigir a sus actores, una forma magistral
de componer una situación dramática, pero siempre con una total obsesión
por destripar la sociedad decadente y su régimen.....Recomiendo el film
La caída de los dioses, es un claro ejemplo de lo que estoy diciendo, es un
crisol tremendo, fascinante, y con escenas clave donde mis palabras se
abren, como por ejemplo el plano brutal de Ingrid Thulin y mi siempre
admirado Bogarde sobre el sofá, muertos, envenenados, mientras el
nazismo les cubre con su sombra ante sus figuras inertes, por un bestial
Helmut Berger con mano levantada......
Todo en este film es impresionante.....!fascinante!.
No puedo dejar de hablar del hombre como artesano del cine, es imposible
dejar a un lado una labor merecedora de ser manjar de dioses, pero tal
vez deba hacerlo en este articulo mío, aunque levemente, porque detrás
del profesional, apartando al maestro de maestros, está el hombre, el
buscador de placer, el profanador de cuerpos masculinos, el enamorado
del amor y ante todo, un enamorado del mismo amor.
No voy a enjuiciar su sexualidad, nada mas lejos de mi intención....Solo quiero resaltar hasta que punto Visconti vivió atrapado por
la tela de araña que le cubría su tendencia, y de la que en sus últimos
años salió... triunfal. Tuvo muchos amantes, mi colaborador me dijo en
una ocasión que a veces eran muchachos diferentes los que le esperaban a
la salida de los Estudios, nunca pudo ver fealdad en ninguno, todos se
regían por cánones similares de perfección insultante. Pero eran como su
droga, su alimento, su bebida y adoraba la lluvia dorada de aquellos
jóvenes.. En los tiempos en que la actriz Romy Schneider fué pareja de Alain Delon,
el director tuvo mucho que ver en la ruptura de los jóvenes amantes,
pues Alain fué su pupilo durante años. Después de romper con la actriz, Delon vivió con el Director, ambos
trabajaron en el film EL GATOPARDO, y junto con Burt
Lancaster, papel que en principio pensó en Laurence Olivier.
Para mi existe un Visconti cuando está totalmente enamorado, y otro
cuando lo único que le preocupa es plasmar un estilo social y una
determinada política. Buen ejemplo de ello es el film MUERTE EN VENECIA, no creo que exista un
testamento mas claro sobre los sentimientos de un hombre que el
reflejado en esta obra. Otro de los amantes que el director tuvo durante muchos años, después de
Alain Delon, Franco Zeffirelli y con furtivos encuentros con Dirk
Bogarde, mientras éste último seguía con Tony Forwood......Pero su
pupilo fué el actor
Helmut Berger.....fueron muchos años los que ambos convivieron juntos, y
en muchas ocasiones el maestro sacó como nadie del actor, ese gran
profesional que llevaba dentro...
Nunca he visto a Berger una credibilidad tan acentuada como cuando
estaba bajo las manos del director, jamás en todo lo ancho de su extraña
carrera su rostro traspasó la pantalla de la forma en que lo hace en los
films del maestro, basta cualquier secuencia....de su LUDWIG II.
A partir de su montaje para la ópera "La Traviata" de Giuseppe Verdi, en
La Scala de Milán en 1955, que tuvo un enorme éxito de crítica y de
público, y que protagonizó Maria Callas, comenzó a sentir por ella una
devoción que rayaba la locura. A veces y cuando sentía la necesidad de
concentrarse en la preparación de uno de sus films, personas cercanas a
su entorno han dicho que Visconti escuchaba una y otra vez el área de la
opera MADAME BUTTERFLY, de Giacomo Puccini, pero siempre con la voz de
la diva griega. También, pero esto no está totalmente contrastado, en su
villa de Roma, tanto Maria Callas, Franco Zeffirelli y el director
pasaron muchos fines de semana..... eran los tiempos en que ambos
directores compartieron mas que su afición a dirigir películas, los dos
eran reyes de la mas absoluta estética y de un perfeccionismo
insultantemente, no era extraño que tuviesen a Maria Callas como icono
de unión.......Un autentico cóctel explosivo de arte y belleza.
Murió a los 70 años, lleno de proyectos, pues aspiraba a realizar una
versión de La montaña mágica de Thomas Mann, volver, a retomar a Marcel
Proust y a Greta Garbo para su personal versión de " En busca del tiempo
perdido"..... ¿Puede imaginarse gozo mayor?...!Visconti......Marcel Proust... GRETA GARBO!.....Su vida del director estuvo siempre marcada por la contradicción. De
fascista a marxista, de mujeriego a homosexual, de neorrealista a
romántico. Estos vaivenes, pasiones y odios se reflejaron a lo largo de
su filmografía hasta el punto de que su propia carrera es su mejor
biografía...... porque todas esas contradicciones personales, me hace
pensar que no pueda existir un director de cine que haya hecho un
aprovechamiento tan valioso de sus conocimientos de todas las artes y
poder plasmarlo en su obra...... Creo después de todo que quizás su
grandeza se debe principalmente al hecho de haber sido fiel a todos los
aspectos de sí mismo y de su vida.
Recuerdo nuevamente mi frase del comienzo... Vuelve a estar presente...
"Dicen que el amor y la mente tienen caminos que ni el
sentimiento, ni el cerebro entienden, tal vez por eso el amor mueve la
mente humana y ambas se dejan llevar, sumergiéndonos en una fuente
inagotable de sensaciones."
Luchino, tal vez dentro de su tendencia,
existía una bisexualidad que ni el mismo intuía, tal vez en la
perfección del gozo de ambos sexos estaba la respuesta a tantas
preguntas que el maestro se hizo a lo largo de su vida, de ahí sus
esporádicas relaciones con Maria Callas y después de finalizar Luis II
de Baviera con la misma Romy Schneider en
Paris, para luego dejarse bañar por la lluvia dorada de su amante, el
hombre que mas amó:...... ! Helmut Berger !....... Se celebró un funeral católico, mientras en la plaza de la iglesia
ondeaban banderas rojas, eso le hubiese gustado y creo que aún debe
sentirlo esté donde esté, pues con él se nos fué un mago de la
imagen y la narrativa, un artesano y un hombre que encarnó su propia
vida como nadie. Hoy le recordamos con agradecimiento porque su obra y
su cine nos devuelven la conciencia del drama humano...... ¡Lástima que los enemigos de la Iglesia ya no sean como Visconti,
Pasolini o Fellini, cuya equivocación tal vez fué amar al hombre....
pero sin Cristo!...
"Dicen que el amor y la mente tienen caminos que ni el sentimiento, ni
el cerebro entienden, tal vez por eso el amor mueve la mente humana y
ambas se dejan llevar, sumergiéndonos en una
fuente inagotable de sensaciones, a las cuales nunca debemos cerrar la
puerta."
"La búsqueda del hombre es la noria que hace girar sus pensamientos, sus
actos y su encuentro con la belleza. Si dejamos de revolver en las
paginas de la vida, apartando el olor del paso del tiempo, ese encuentro
nunca se realizará y seguiremos siendo la nada vestida de negro. El
esfuerzo, la constancia y la seguridad en uno mismo son la antesala del
espectáculo que produce la belleza y ante su poder de seducción, la
noria nunca dejará de girar."
Luchino Visconti es el eterno buscador, sus obras, el resultado de
encuentros, sus pensamientos, ejes dorados que, al sumergirse en la
humedad, nos trae el resultado de un hombre que en su búsqueda ha ido
dejando tras de sí retazos apenas completos de la muestra
cinematográfica mas personal y neorrealista de todo un panorama digno de
estudio. La obra de Visconti es un enorme diamante de mil destellos,
cuyo valor es y será incalculable para todos los que buscados en el cine
ese momento de gloria, o ese instante para el recuerdo eterno, en cuyas
aguas nos bañamos desnudos de pensamientos y ávidos de sensaciones. El
maestro italiano es digno de formar parte del engranaje mágico de que
está compuesto el cine y para mí es un orgullo sentirme discípulo del
hombre que mejor supo manejar la composición de la imagen, la belleza y
la música para deleite de todos los que formamos parte de los buscadores
infatigables del mejor cine jamás creado.
LUCHINO Visconti fue más que un cineasta, fue un poeta a la captura de
imágenes compactas, de movimientos sutiles, en él se resume la máxima
expresión de la decadencia, sus filmes son simbólicos y letales;
Visconti exuda pasiones intactas, pasiones prohibidas, en sus películas
la moral y el vicio son dos caras de una misma moneda, es el hondo
reflejo de pérdidas eternas que inmortaliza con su cámara, una travesía
por mundos abismales que sin embargo atraen irremediablemente. Debo
confesar que no voy a ser objetivo con el aristócrata milanés porque
forma parte de mi vida y ha sido uno de los causantes directos de lo que
puede quedar en mi de refinamiento existencial. Recuerdo cada estreno
suyo como un acontecimiento en mi filmografía vital, la ciudad, el día y
el año en que me enfrenté a cada una de sus películas. Jamás se borrarán
de mi mente la gama de sensaciones que me trasmitió 'El gatopardo', con
Burt Lancaster encarnando al todavía apuesto príncipe de Salina, la
aparición del majestuoso Alain Delon apoyado en la chimenea con un
sudoroso uniforme garibaldino o las evoluciones de una mágica e
inolvidable Claudia Cardinale con la crinolina blanca en el salón
principal, siendo eje del baile más largo jamás filmado. Luego vino como
una lanza, destrozando todo a su paso, rompiendo los moldes establecidos
y partiendo en dos a una hipócrita censura, idealizando la muerte y
dando protagonismo a los mas escondidos sentimientos humanos, su film
'La caída de los dioses, donde dos de sus amantes en la vida real:
Helmut Berger y Dick Bogarde, junto con Ingrid Thulin y Charlotte
Rampling, se ven arrastrados por la corrupción del nazismo. Berger es un
pederasta que sueña con ser Marlene Dietrich, Bogarde encarna a un
cínico que debe suicidarse porque se traiciona así mismo y la Rampling
espejea también en esta partitura también organizada, que es como una
pálida sinfonía que nos hace conocer el drama de la familia Krupp y sus
implicaciones con el poder de Hitler. Aquí y en estos dos films es donde
Visconti refleja como nadie las perdidas humanas, las inmortaliza con la
belleza increíble de su ojo de pez y nos empuja brutalmente a su mundo
ambiguo, atrayente y fascinante, para no salir nunca de él. Visconti es
una de las tres cabezas del neorrealismo italiano con mayúsculas y su
influencia sobre una época del cine mundial, junto con los conocimientos
que íbamos adquiriendo aferrados a su mano maestra, son eslabones a los
que ya no podemos, ni debemos desprendernos, porque en todas y cada una
de sus secuencias late con furia el autentico cine.
Dentro del concepto neorrealismo italiano, la figura de Luchino Visconti
sobresale triunfante, asomándose con cautela al ventanal, para
contemplar la vida diaria de cualquier ciudad de su amada Italia,
sacando expresiones, sensaciones y comportamientos de seres que luego el
maestro adapta fantasmales en sus films. Dicen que siempre que clavaba
sus ojos en una persona anónima, absorbía el interior como pieza para
sus personajes, analizando reacciones, plasmándolos en lienzos
neorrealistas, en una vía mas conservadora que Fellini y menos dramática
que Rossellini. Visconti es el aristócrata del encuadre perfecto, el
corrosivo analizador de hombres freudianos, en donde sus dedos ambiguos
sacan mayor provecho, atándoles en el látigo de las pasiones mas
escondidas, sin caer ni una sola vez en el morbo, pero masturbándoles
lentamente y dejando el orgasmo para sus planos magistrales o sus
barrocas puestas de escena, como culminación a la comunión de
sentimientos, ideas y deseos que compartía siempre con ellos. Visconti
era la misma Isabel de Austria, cuando se confiesa a su primo Luis II de
Baviera y lo hace con autenticidad, porque él en esos momentos vive los
sentimientos de la Emperatriz y obra como deseo mas ardiente hacia la
figura de un Luís enloquecido por la belleza y el sexo. Visconti se
funde en la mayoría de sus personajes y no es difícil verle entre ellos,
formando parte de ese gran guiñol que es su cine. La sombra del director
difumina la realidad y asistimos perplejos, por ejemplo, al regalo
visual de ver caer un encaje al suelo, para asistir a la belleza de la
fusión entre el blanco inmaculado con un suelo de mármol intensamente
negro. !Eh, ahí! el juego de contrastes que el director italiano siempre
utiliza y en donde radica su infatigable búsqueda de la belleza.
Mientras realizaba Muerte en Venecia, tenía en mente un proyecto aún más
ambicioso, la adaptación de "En busca del tiempo perdido" de Marcel
Proust. Al igual que Thomas Mann, Proust era el ejemplo de escritor
"decadente", motivo por el que Visconti encontraba una especial sintonía
con él, y sobre todas las cosas "En busca del tiempo perdido", obra
considerada entre los grandes monumentos literarios del siglo XX. Tenía escrito el guión, se había hecho el trabajo de
localización de exteriores, se habían preparado decorados y vestuario, y
se había seleccionado el reparto: Alain Delon sería Marcel, se contaba
con la vuelta de Greta Garbo en una colaboración insólita, Silvana
Mangano como la duquesa de Guermantes, Helmut Berger sería Morel, para
el barón Charlus, se barajaban los nombres de Marlon Brando y Laurence
Olivier, para Madame Verdurin los de Delphine Seyrig o Anne Girardot, y
se dijo que Charlotte Rampling podría ser Albertine y Brigitte Bardot
encarnaría a Odette. La productora era Nicole Stéphane, quien había
comprado los derechos de la novela pensando que la dirigiese René
Clement, pero comprendieron que sólo Visconti podía llevar a Proust a la
pantalla.
El rodaje debía comenzar en el verano de 1971, coincidiendo con el
centenario del nacimiento de Proust, pero se retrasó por problemas de
financiación, inevitables en una producción de tal envergadura. Visconti
se impacienta, se pone nervioso y odia estar inactivo, pensando que
además tiene otro proyecto, una película sobre el rey Luis II de
Baviera. Finalmente, y ante el incomprensible retraso, se decide por
este último, comenzando el rodaje en enero de 1972. Nicole Stéphane
intentó traspasar el encargo a Joseph Losey, quien tampoco se atrevió a
rodar........ Y así fueron pasando los años, hasta que en 1984 se
produciría por fin la película, dirigida por Volker Schloendorff, y con
un reparto que incluía a Jeremy Irons, Ornella Muti, Alain Delon, Fanny
Ardant y Marie-Christine Barrault. Su título "Un amor de Swann", pero
solo se adaptó la primera de las 7 novelas del ciclo, mientras que
Luchino Visconti había pensado en hacer sólo la cuarta, Sodoma y Gomorra.
La comparación entre esta película y lo que pudo haber sido el bello
texto de Proust en manos del maestro italiano, dejó a toda la critica
mundial y al espectador en general, con cierto sabor a decepción, pero
volando la imaginación y haciendo nuestros los seres que
bailaron bajo la pluma de Proust, pero con música del director italiano.
Personalmente pienso que hubiera sido todo un regalo para el espectador
y un eslabón de oro para la industria del cine.
Sé que no podré pasar por alto la vida privada del director, aunque en
ese punto el cine nada tiene que ver, pero si, y mucho los
condicionamientos en los que se basaba Visconti cuando emprendía una
labor, buscaba un lugar para cierta secuencia, o llenaba de ropa unos
armarios que, luego cuando rodaba ni siquiera se abrían. Son en enlaces
que van a parar directamente al centro de una imaginación prodigiosa,
mas propia de un hombre triste e infatigable buscador del amor, que de
un ser privilegiado para dirigir. Dentro del hombre, su inclinación
homosexual está siempre a la vista y casualmente por ello, es
imprescindible pararse en este punto y ahondar en uno de los aspectos de
su vida. Luchino Visconti tuvo varios amantes, algunos son nombres
conocidos de la industria del cine, otros, simplemente amigos de sus
años en Paris, cuando era el ayudante de Jean Renoir. De todos ellos hay
dos nombres que figuran en su historia personal de forma constante,
firme y muy duradera, son el director Franco Zeffirelli y Helmut Berger.
Es fácil imaginar los motivos que le indujeron a tener a Zeffirelli como
amante, pues ambos compartían un gusto exquisito por la belleza y sus
vidas poseen paralelismos enormes, siendo sus trabajos para el cine y la
opera, donde mas se acentúa esa igualdad, aunque sus estilos puedan
parecer distantes, que lo son, en el origen en que se basaban sus
trabajos la coincidencia entre ambos es absoluta. Con Berger vivió doce
años de una intensa relación y de todos es sabido y en mi artículos
anterior "Luchino Visconti Primera Parte", ya lo expuse, la desaparición
de Visconti a su muerte supuso el declive profesional del actor a todos
los niveles, sintiéndose siempre la "viuda" del director italiano y un
hombre sin rumbo en la vida, aferrandose a las drogas y el alcohol. No
es difícil de imaginar los sentimientos de estos tres hombres, tampoco
es extraño compartir con ellos un amor que poseía la solidez de una
escultura de Miguel Angel y comprender la grandeza de los sentimientos
que les pudieron envolver en los años en que el amor reinaba en sus
existencias. No hay declaraciones de Visconti con respecto a su
homosexualidad de una forma abierta y pocas en relación a sus parejas,
pero creo conveniente hacerme eco de lo que las otras partes pudieron y
aún pueden decir.
El director Franco Zeffirelli, ha desvelado hace poco en el diario
Corriere della Sera, que vivió un gran amor con Visconti, entre otras
confidencias, y la enorme complicidad que ambos sostuvieron en los años
que duró su relación, compartiendo a veces al mismo hombre, como fué el
caso de Alain Delon. El cineasta también cuenta en su Autobiografía, que
Aristóteles Onassis se le insinuó para poder romper así su amistad con
la inolvidable Maria Callas, única mujer de la que Zeffirelli estuvo
realmente enamorado, también hace referencia a que con sólo diez años
reconoció públicamente su homosexualidad y que fué en la ciudad de San
Francisco donde admitió que había tenido experiencias íntimas con otros
hombres.
Sobre Luchino visconti añade:
"Para mi, Luchino era el modelo de todo lo importante. Todo empezó entre
nosotros cuando le busqué una actriz que encajara para un determinado
papel, yo era entonces muy joven y entablamos una amistad que fué el
comienzo de un amor atormentado, roto a veces, pero nunca apagado.
Vivimos después juntos y me mimó como nunca nadie lo hizo conmigo, pero
eso no fué obstáculo para que en una ocasión, cuando a Visconti le
robaron en su casa, me denunciase, junto con todo el personal que
trabajaba en la misma, fué una bofetada que aún me duele. Soy homosexual, pero no gay, una palabra que odio, porque es
ofensiva y obscena".
No me gusta profundizar en la morbosidad de estos temas. Nadie está libre de los sentimientos que rodean al hombre y mucho menos criticar sus tendencias, pero quedaría incompleto el retrato del director si lo omitiese y además debo dejar constancia, siendo antes que artistas, componentes de la naturaleza humana y a los cuales no podemos hacernos sordos. Hay genios dentro del cine, la literatura, o la pintura que están por encima del bien y del mal, y amigos míos, este es uno de esos casos.
El maestro italiano comenzó su carrera invocando la austeridad, dirigió
Ossessione, basada en la novela de James Cain (El cartero siempre llama
dos veces), donde lleva a cabo una verdadera autopsia de las miserias
italianas y figura como la primera película plenamente neorrealista.
Siguió con el mismo concepto de austeridad en Terra, Trema y Bellísima.
Pero resulta evidente que si más tarde quería adentrarse en las miserias
de la nobleza y la burguesía tenía, cuanto menos, que elegir otros
escenarios, que nunca dejó de retratar con una cierta austeridad y una
muy cuidada ambientación de carácter histórico anti hollywoodiano. A
partir de ese momento Visconti se va a convertir en un experto en
desarrollar toda clase de degradaciones individuales y familiares. En
Senso, El extranjero y Luís II de Baviera, narra la degradación de la
individualidad, en diferentes clases sociales y diferentes épocas; en
Rocco y sus hermanos la degradación de una familia obrera; en el El
Gatopardo la de la nobleza, en El inocente la de la burguesía... Los que
iban siguiendo paso a paso sus películas nunca llegaron a abarcar la
amplitud de su “poética” y le reprocharon su presunta traición al
neorrealismo, como si Visconti fuese un autor de un solo registro y sólo
quisiese contar una historia. Su mente era un caos de análisis en todos
los ordenes y su maestría tan amplia y perfecta que abarcó mejor que
ninguno de otros directores neorrealistas la indigencia servida en
bandeja de plata al servicio del ojo humano.
Ni siquiera en obras tan rotundas, perfectas y redondas como Luis II, El
Gatopardo y Muerte en Venecia cayó en lo que se podría llamar cine
espectáculo, porque le dominaba la fuerza brutal del instinto para dotar
de sentido a sus narraciones y que todo estuviese al servicio de ese
sentido, que en él tiende a ser tan existencial como histórico, pues
pocos cineastas han sabido abordar los abismos del individuo en un
tiempo en el que el individuo en sí ya empezaba a ser un fantasma sin
suelo, ni destino, como dijo de El inocente, una narración que ejecutó
basándose en una muy cuidada dirección de actores:
"Yo soy un hombre de Teatro, además de un cineasta"
Poseía una exquisita y muy medida plasmación iconográfica que jamás
olvida ni el sentido de la eficacia ni el de la austeridad. Ambos
procedimientos, perfectamente entrelazados, dan lugar a una inquietante
revelación de las interioridades humanas, de la ambición, del deseo y de
la lucha de clases, temas que van recorriendo de parte a parte toda su
obra y que nos ha dejado como legado y como hizo con Ossessione,
concluye su trayectoria cinematográfica tejiendo en El Inocente, un
relato tan social como existencial. Abre y cierra su obra plasmando dos
descomposiciones: la de la familia de clase baja y la de la familia de
clase alta, a la vez que narra la degradación del yo adherido a esas
clases y se adentra, en la noche individual y conyugal, en la que van
desapareciendo todas las salidas para el deseo y hasta para esa forma de
la felicidad diferida y aplazada que llamamos esperanza. El inocente
clausura otra época: la del cine europeo de altos vuelos, como ya
supieron ver algunos de sus seguidores cuando la vieron el año de su
estreno. Un cine europeo de una tradición más rica que la de Hollywood y
que no va a desaparecer como pretenden los millones y millones de
defensores que tiene el cine fácil, porque la dirección en que van los
films de Visconti tienen solo un destino y éste es el lugar a donde van
a parar las obras de arte.
Su homosexualidad nunca fué un impedimento en su vida, ni un trauma como
se llegó a decir en una biografía no autorizada que se publicó del
Director hace años. La tenía asumida desde pequeño, y todo el mundo la
aceptaba como algo natural en su vida. Un director italiano llegó a
decir sobre ello que sin su condición sexual Viscontí no hubiera podido
ser el profesional que fué, ni sus films podrían ser considerados como
piezas fundamentales del cine y por supuesto, carecerían de la enorme
belleza que manan de todas sus secuencias. Se le llegó a insultar por
sus tendencias y hasta hubo un intento de impedir que realizara cine en
Italia. Tuvo que sufrir el desprecio de algunos compañeros americanos
cuando vivió en EEUU y actrices muy conocidas se opusieron a participar
en sus películas, aludiendo pretextos que vistos hoy en día parecen
irrisorios. El director hizo sus maletas, y abandonó Hollywood de la
misma manera en que llegó y dejó un amargo sabor de boca a quienes le
despreciaron y se lamentaron toda su vida por rechazar papales
importante en sus obras. Visconti era un total creador de belleza capaz de superar, tras vencer
muchos obstáculos y miedos, entre ellos la indefinición sexual o el
impulso que invade los grupos patricios y los obliga a mantener el
"orden de la familias". Creció presionado por un fuerte determinismo
cuyos destinos las profesiones liberales, pero sus estudios
universitarios fueron interrumpidos por su desaforada condición
izquierdista. La cercanía, en primer lugar, hasta el mundo literario y
musical, también con el teatro, la ópera, la decoración, la arquitectura
y la moda, más la contemplación de las ciudades y el despliegue de su
aguda mirada sobre las cosas, que no excluyó la cercanía hacia los seres
humanos, sacando de ellos los mas escondidos instintos y una ambigüedad
de la que siempre era dueño, le convirtió en señor absoluto. Su
formación como cineasta es el fruto de una batalla en la que debe vencer
la oposición familiar, el horror hacia una sexualidad equívoca e intenta
expresarse en un medio mecánico y vertiginoso....! el cine !... pero con
una sensibilidad anacrónica, apegada a los modelos narrativos del siglo
XIX, con unos protagonistas que apuestan por una jugada perfecta: La
pasión, la fortuna, el poder, el amor, el delirio o la belleza, pero
todo con un amplio y claro carácter envolvente y arrollador.
Recuerdo una tarde lluviosa caminando por la Gran Vía de Madrid, cuando descubrí en el desaparecido cine Pompeya, el último film del director. Mis ojos contemplaban las numerosas fotografías que estaban expuestas y comprendí en ese mismo instante que ya no haría otra cosa que entrar y empaparme una a una de las secuencias de "El Inocente", y olvidarme que un mundo giraba tras de mí. Tal vez esa ha sido la norma que he seguido siempre cuando he entrado en un cine y me he dejado llevar por las imágenes de todos los films que componen mi cineparaiso particular, pero aquel fué un momento especial, era un film de Luchino Visconti, y yo sentía admiración por todo lo que salía de sus manos. No tuve duda alguna nada mas comenzar el film que se trataba de una obra redonda, no importaba el tema, el desenlace o el argumento, las imágenes hablaban por si solas, la puesta en escena era de una belleza abrumadora y el clima el apropiado para un joven como yo. A mi salida el mundo de Visconti era mas mío, mas real, se había completado con "El Inocente", una especie de calidoscopio social decadente en el que la mujer y el hombre sudan los sentimientos mas íntimos y supe en ese mismo instante que yo algún día rendiría un homenaje personal al director de la única forma que sé, que es escribiendo. Ahora, al cabo de mas de treinta años, he cumplido mi deseo mas añorado, y cierro mi pluma, voy colocando hoja a hoja todo lo escrito sobre un hombre que me hizo sentir que los milagros existen, que los hombres son vulnerables, que la belleza nos espera siempre antes del ocaso y me siento pleno, feliz y completo por enseñar a muchos seres del mundo, quien fué uno de los padres del neorrealismo italiano.
Estoy convencido de que cuando Luchino Visconti, en compañía de su
hermana, rodeado de gardenias y escuchando una sinfonía de Brams, dejó
este mundo el 17 de Marzo de 1976 en Italia, se fué totalmente feliz,
sabiendo que su búsqueda no cesaría de girar.
"La búsqueda del hombre es la noria que hace girar sus pensamientos, sus
actos y su encuentro con la belleza. Si dejamos de revolver en las
paginas de la vida, apartando el olor del paso del tiempo, ese encuentro
nunca se realizará y seguiremos siendo la nada vestida de negro. El
esfuerzo, la constancia y la seguridad en uno mismo son la antesala del
espectáculo que produce la belleza y ante su poder de seducción, la
noria nunca dejará de girar."
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